Los cambios posturales en pacientes encamados, generalmente ancianos, son muy importanes a la hora de proporcionarles confort y de prevenir la aparición de úlceras por presión. Los cambios posturales los puede ejecutar cualquier persona que haya aprendido a manejarlos. En el ámbito hospitalario, son los celadores los que los practican, aunque es una labor compartida por todos los sanitarios. Esto se ve mejor a la hora del aseo de un paciente encamado o de curar una úlcera por presión o herida, ya que participan enfermería, auxiliar y celador.
Cuando un paciente encamado llega a la unidad de hospitalización, la enfermera, en la valoración inicial que hace al paciente, incluirá la necesidad de cambios posturales y la frecuencia de éstos. Generalmente esta información se coloca en el cabecero de la cama del paciente, para que el celador, cuando vaya a moverlo, sepa si es conveniente hacerlo o no.
Cambios posturales en cama
Si el paciente fuera colaborador, puede hacerlo una sola persona, pero generalmente se hace entre dos. Pondremos la cama horizontal (sin ángulo de elevación) y nos ayudaremos de una entremetida (sábana doblada en su largo a la mitad), que colocaremos debajo del paciente, cubriendo desde los hombros hasta los muslos.
Si el paciente está en decúbito supino y queremos dejarlo en decúbito lateral, nos situaremos a ambos lados de la cama, le doblaremos con suavidad la rodilla más distal del lado al que vamos a girarlo, con una mano le cogeremos la rodilla elevada y con la otra el hombro del mismo lado, tiraremos hacia nosotros, mientras el compañero que está al otro lado tirará de la entremetida hacia él. Para que mantenga la postura podemos ponerle una almohada de apoyo en la espalda.
Si el paciente está en decúbito lateral y lo queremos dejar en decúbito supino, cada uno se situará a un lado de la cama y mientras uno lo aguanta por el hombro y la rodilla, el otro retira la almohada y suavemente lo dejamos caer hasta dejarlo en la postura deseada.
Para subir un paciente que, por su postura, se ha escurrido hacia abajo, también le pondremos la cama horizontal. Si estuviese de lado, lo colocaríamos en decúbito supino. Después, cada uno se situará a un lado de la cama, retiraremos la almohada del cuello y subiremos al paciente tirando de la entremetida hacia arriba. Finalmente, le volveremos a colocar la almohada y colocaremos la cama en el ángulo prescrito.
Los cambios posturales suelen realizarse cada 4 o 6 horas.
De la cama al sillón
Cuando, por prescripción médica o de enfermería, se indique que se debe sentar a un paciente, lo primero que tenemos que saber es si podrá o no colaborar.
Si el paciente colabora, esta técnica podrá ser realizada por una sola persona. Primero pondremos el sillón al lado de la cama por donde lo vamos a bajar. Lo ayudaremos a sentarse en la cama con las piernas por fuera, lo pondremos de pie y cogiéndolo por los hombros lo giraremos y sentaremos en el sillón. Cuando lo vayamos a acostar, situaremos el sillón junto a la cama, lo ayudaremos a ponerse de pie y lo giraremos haciendo que se siente en la cama. Después, lo tumbaremos y le subiremos las piernas.
Si el paciente no colaborara, esta técnica se hará entre dos personas, salvo que haya una cualificada para hacerlo sola. En el caso de que sean dos, lo realizarán de la misma manera: mientras uno lo aguanta de pie y lo gira, el otro empuja el sillón o silla de ruedas para facilitar el asiento. Cuando lo acostemos, uno lo sentará en la cama mientras el otro le sube las piernas. A continuación, entre los dos lo subirán a la altura adecuada y pondrán el ángulo correcto según prescripción.
Posiciones básicas
Se llaman así a las diferente posturas que el paciente puede adoptar en la cama, camilla, sillón, mesa de exploraciones, mesa de quirófano, etc, que son de interés para el manejo del paciente, por parte del personal sanitario.
Utilidad
Existen diversas posiciones características que se emplean en diversas situaciones patológicas o para efectuar ciertas exploraciones y prácticas terapéuticas o quirúrgicas.
Al colocar a la persona en una posición determinada, deben comprobarse los siguientes puntos:
1- Que no se obstaculice la respiración. No debe constreñir ni el cuello ni el tórax.
2- Que no se obstaculice la circulación. Si se realiza una restricción, los elementos de sujeción no deben estar ceñidos.
3- Que no se ejerza ninguna presión ni tracción sobre nervio alguno. La presión sostenida sobre nervios periféricos o su estiramiento pueden causar pérdida sensitiva o motora.
4- Que se reduzca al máximo la presión sobre la piel, con un mínimo de contacto de los rebordes óseos sobre la superficie de apoyo, en prevención de úlceras de decúbito.
5- Si se va a efectuar un procedimiento asistencias o quirúrgico, que se tenga la máxima accesibilidad al sitio de actuación.
Cualquiera que sea la posición de la persona, tiene que vigilarse la alineación del cuerpo, asegurando que las distintas partes del mismo mantengan una correcta relación. En la persona que está inconsciente o con trastornos motores, deben mantenerse los miembros en flexión a fin de prevenir contracturas musculares.
Siempre debe observarse la respuesta de la persona a la postura en que es colocada, modificándola lo que sea preciso para asegurar los puntos mencionados, bien sea regulando los planos de la cama o con la ayuda suplementaria de almohadas o férulas.
Cuando una persona adopte de forma espontánea una postura antiálgica, tiene que intentarse respetar dicha posición, a no ser que pueda provocar o favorecer complicaciones.
Toda persona imposibilitada que esté encamada durante un tiempo prolongado debe ser cambiada de posición con frecuencia, a fin de prevenir complicaciones tales como úlceras de decúbito. Conviene variar su posición cada 2-3 horas, durante las 24 horas, siguiendo una pauta concreta, por ejemplo: decúbito supino o posición de Fowler, decúbito lateral izquierdo, decúbito prono, decúbito lateral derecho, etc.
Cuando en una exploración o técnica asistencial deba recurrirse a una posición que para la persona resulte incómoda o vergonzosa, explíquese la necesidad de la misma y asegúrese la intimidad por medio de biombos y cortinas.
Cuando se modifique la posición de una persona con sondas o tubuladoras, se debe controlar que no se salgan, obstruyan o acoden en la maniobra.
Son las siguientes:
Decúbito supino
Acostado sobre su espalda, con los brazos y las piernas extendidas, las rodillas algo flexionadas.
Decúbito lateral
Acostado de lado, con la cabeza apoyada sobre la almohada y el brazo inferior flexionado a la altura del codo y paralelo a la cabeza. El brazo superior está flexionado y apoyado sobre el cuerpo. La pierna inferior se halla con la rodilla ligeramente doblada y la pierna superior, flexionada a la altura de la cadera y de la rodilla. Los pies se sitúan en ángulo recto para evitar la flexión plantar. Esta postura puede ser lateral izquierda o derecha.
Decúbito prono
Acostado sobre su abdomen, con la cabeza girada hacia uno de los lados y los brazos flexionados a ambos lados de la cabeza.
Fowler o semi-fowler
La cabecera de la cama esta elevada hasta formar un angulo de 45º. El paciente esta acostado con las rodillas flexionadas y los pies descansando sobre el plano horizontal de la cama.
Tredelemburg y tredelemburg invertida
Colocado en decúbito supino, los pies están elevados sobre el plano de la cabecera, formando un ángulo de 45º. En la invertida el paciente se encuentra en decúbito supino, pero la cabeza y el tronco se encuentran en un plano superior al de las piernas formando un ángulo de 45º.
Litotomía o ginecológica
En decúbito supino, con las rodillas separadas y flexionadas. Los muslos estarán también flexionados sobre la pelvis. Las piernas deben colocarse sobre unos estribos que tienen las camillas ginecológicas.
Genupectoral
Rodillas sobre el plano de la cama o camilla, con la cabeza ladeada y apoyada sobre la cama o camilla, los antebrazos flexionados y las manos situadas delante de la cabeza, una encima de la otra.
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