Introducción
Las heridas son lesiones que rompen la piel u otros tejidos del cuerpo. Incluyen cortaduras, arañazos y picaduras en la piel. Suelen ocurrir como resultado de un accidente pero las incisiones quirúrgicas, las suturas y los puntos también causan heridas. Las heridas menores no suelen ser serias, pero es importante limpiarlas bien.
Las heridas serias e infectadas necesitan atención médica de primeros auxilios y visitas al doctor más adelante. Debe buscar atención médica si la herida es profunda, si no puede cerrarse por sí sola, si no puede detener la hemorragia o limpiarla o si no se cura.
Los agentes que producen las heridas pueden ser de distinto origen:
- agentes físicos, como cortes, quemaduras o golpes.
- agentes biológicos, como bacterias, virus y hongos.
- agentes químicos, como ácidos.
Tipos de heridas
Hay diferentes tipos de heridas, unas necesitan una atención más urgente que otras. Su aspecto nos dará una idea de a qué tipo de herida nos enfrentamos y cómo actuar ante ellas:
- Abiertas: con separación de la piel. Debemos comprobar la distancia que hay de un borde a otro de la herida, y la profundidad. Si no es muy abierta, no será necesaria una sutura.
- Cerradas: no se observa separación de la piel, pero generalmente hay hematoma. Suelen estar producidas por golpes, y requieren una atención rápida para descartar el compromiso de algún órgano o de la circulación.
- Simples: alcanzan solamente a la piel sin afectar ninguna función del organismo. La persona solo manifiesta dolor local, no se queja de dolor en órganos internos.
- Complicadas: son extensas y profundas, con hemorragia abundante, y generalmente conllevan lesiones de músculos, nervios, vasos u órganos internos. Son muy llamativas y se reconocen fácilmente.
Hay diferentes tipos de heridas, unas necesitan una atención más urgente que otras. Su aspecto nos dará una idea de a qué tipo de herida nos enfrentamos y cómo actuar ante ellas:
Clasificación de las heridas
Las heridas se pueden clasificar desde diferentes puntos de vista o aspectos. A continuación veremos algunos de los más comunes, si bien se pueden encontrar otras categorizaciones:
Según el objeto o el mecanismo causante, la herida puede ser:
- Cortante o incisa: es ocasionada por un objeto cortante, como un cuchillo o un vidrio. Los bordes de la herida están limpios y definidos. En este tipo de heridas, el sangrado suele ser abundante.
- Punzante: es producida por un objeto punzante, como un clavo. La gravedad de la herida depende de la profundidad y de si daña nervios o vasos sanguíneos.
- Contusa: es ocasionada por el impacto de un objeto como una piedra o un martillo. En estas heridas, los bordes son irregulares y suelen presentar un hematoma.
- Por desgarro: es producida por objetos con dientes en su parte cortante, como una motosierra. Los bordes son irregulares.
- Por raspadura: producidas por objetos con dientes o palas, como una trituradora de comida, o por el asfalto, cuando la piel se arrastra por él en un accidente de tráfico y la carne queda al descubierto.
Según la profundidad, la herida puede ser:
- Superficial: cuando solo atraviesa la piel.
- Profunda: cuando la herida atraviesa el tejido subcutáneo.
- Penetrante: cuando penetra una cavidad, como puede ser la boca, el abdomen, la vagina, etc.
- Perforante: cuando atraviesa el cuerpo.
Según la cicatrización, la herida puede ser:
- Aguda: es aquella que el organismo es capaz de cerrar o sanar en el tiempo esperado. La cicatrización se producirá sin infección y en un periodo que suele oscilar entre siete y catorce días.
- Crónica: es aquella que el organismo no puede cerrar o sanar en el tiempo esperado, ya que la herida suele ser más profunda y la zona suele estar inflamada. El proceso de reparación y cicatrización es desordenado se alarga en el tiempo.
Según su riesgo de infección, la herida puede ser:
- Limpia: es la realizada en un entorno aséptico, por ejemplo en un quirófano.
- Contaminada: ha estado expuesta a bacterias un corto periodo de tiempo.
- Sucia o infectada: ha estado expuesta a bacterias un periodo largo de tiempo
Según la integridad de la piel, la herida puede ser:
- Abierta: se observa la separación de los tejidos blandos de la piel. Estas lesiones tienden a infectarse con facilidad.
- Cerrada: no se observa lesión aparente, pero hay hemorragia debajo de la piel, en cavidades o vísceras. Así, los tejidos dañados no están expuestos al exterior.
Según la gravedad de la herida: es probablemente una de las categorizaciones más representativa. Una herida puede ser leve o grave. La gravedad se medirá en función de otros factores: si la herida es superficial o profunda, si está contaminada o no, si está abierta o cerrada, si el objeto o mecanismo que lo ha causado puede quedar en el interior del cuerpo, etc.
Pautas sobre la limpieza y desinfección de las heridas
* La limpieza de la herida ideal es con suero fisiológico a temperatura ambiente o con agua y jabón neutro. Se debe evitar el agua fría porque retarda la cicatrización de la herida. No se debe irrigar a presión para no lesionar el tejido de granulación que empieza a desarrollarse.
* Los antisépticos deben aplicarse 2-3 veces al día o siempre que se cambie el apósito. Se pueden utilizar como mínimo las primeras 24-48 h y se puede ampliar a 72 h, hasta la aparición de tejido de granulación (neovascularización, contracción y epitelización).
* No se deben mezclar los antisépticos, excepto en los casos en los que potencien su acción (p. ej., alcohol y yodo).
Ante una quemadura leve
En una quemadura leve de grado I o incluso de grado II, producida generalmente por agua caliente, llama de fuego, etc., se debe proceder del siguiente modo:
* Enfriar con chorros de agua fría durante 10-15 min.
* Lavar con suero fisiológico o con agua y jabón neutro.
* Utilizar un antiséptico.
* Cubrir con un apósito hidrocoloide.
Ante una herida leve
* Lavarse bien las manos con agua y jabón para evitar infecciones.
* Usar guantes protectores como medida de protección.
* Lavar completamente la herida con agua y un jabón suave e irrigar con suero fisiológico.
* Detener la hemorragia ante una herida sangrante. Presionar con un apósito seco o empapado en agua oxigenada para detener el sangrado. Si el sangrado es persistente
se debe remitir a un servicio de urgencias.
* Aplicar el antiséptico de elección.
* Si existe la posibilidad de que la herida se contamine o se vuelva a abrir por fricción, se debe cubrir una vez que se haya detenido el sangrado. Los apósitos recomendados son los hidrocoloides.
Ante una punción menor
* Lavarse las manos y usar guantes.
* Utilizar un chorro de agua durante unos minutos para enjuagar el sitio de la punción y lavar con jabón.
* Buscar objetos dentro de la herida y, de encontrar alguno, aconsejar acudir al médico.
* Recordar al paciente la necesidad de estar adecuadamente vacunado frente al tétanos. No olvidar la dosis de recuerdo cada 10 años.
Ante una úlcera por presión
* Limpiar las lesiones inicialmente y en cada cura con suero fisiológico.
* Usar la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la úlcera para facilitar el arrastre de los detritus, bacterias y restos de curas anteriores, así como para su secado posterior. La presión de lavado más eficaz es la proporcionada por la gravedad o, por ejemplo, a través de una jeringa.
* No limpiar la herida con antisépticos locales (povidona yodada, clorhexidina, agua oxigenada, alcohol, etc.) o limpiadores cutáneos.
* Cubrir con apósitos especiales para úlceras.
Tratamiento de las heridas
Antisépticos
Para evitar la infección de la herida deben emplearse antisépticos. Éstos son productos químicos que se aplican sobre los tejidos vivos con la finalidad de eliminar todos los microorganismos patógenos o inactivar los virus. No presentan actividad selectiva, ya que eliminan todo tipo de gérmenes.
En el mercado hay diferentes tipos de antisépticos con propiedades y mecanismos de acción bien diferenciados.
En la tabla 3 se muestran las características de los principales antisépticos.
Apósitos
En ocasiones se debe recurrir al uso de apósitos.
Años atrás, la curación únicamente se realizaba en ambiente seco, dejando las heridas al aire o cubriéndolas con un apósito estéril (gasa). Este ambiente retrasaba la cicatrización debido a que la ausencia de humedad provoca que las células epidérmicas tendiesen a desplazarse hacia el interior de la herida, con lo que se retrasaba su cicatrización; las células sanas se deshidratan, se necrosan y se forma una costra que se fija a los extremos inferiores de la herida mediante fibras de colágeno que impiden la aparición de tejido nuevo.
En los últimos 30 años, múltiples estudios han demostrado la eficacia de la «cura en ambiente húmedo», que trata de la aplicación de apósitos que permiten un equilibrio de la humedad que impide la desecación, por una parte, y la maceración, por otra, lo que favorece la correcta curación de la herida.
A través de la cura húmeda se disminuye el dolor, se ejerce un papel preventivo al evitar la fricción, se permite el baño y la ducha, se consigue un efecto barrera frente a microorganismos externos, se reduce el tiempo de cicatrización y se obtienen menores tasas de infección respecto a la cura seca.
Hay diferentes tipos de apósitos basados en cura húmeda:
* Alginatos. En placa y en cinta.
* Hidrocoloides. En placa, en gránulos y en pasta.
* Hidrogeles. En placa, en estructura amorfa (geles).
* Poliuretanos. En película, hidrofílicos (foam), hidrocelulares en placa, hidrocelulares para cavidad, espumas de polímero, gel de espuma de poliuretano.
* Apósitos de silicona.
Se aconseja el empleo de apósitos de poliuretano reductores de cicatrices nuevas y antiguas cuando la herida está cerrada y cuando la cicatriz ya está definida.
Las últimas presentaciones comercializadas son apósitos en aerosol y líquidos que en contacto con la piel forman una película protectora.
Las heridas se pueden clasificar desde diferentes puntos de vista o aspectos. A continuación veremos algunos de los más comunes, si bien se pueden encontrar otras categorizaciones:
Según el objeto o el mecanismo causante, la herida puede ser:
- Cortante o incisa: es ocasionada por un objeto cortante, como un cuchillo o un vidrio. Los bordes de la herida están limpios y definidos. En este tipo de heridas, el sangrado suele ser abundante.
- Punzante: es producida por un objeto punzante, como un clavo. La gravedad de la herida depende de la profundidad y de si daña nervios o vasos sanguíneos.
- Contusa: es ocasionada por el impacto de un objeto como una piedra o un martillo. En estas heridas, los bordes son irregulares y suelen presentar un hematoma.
- Por desgarro: es producida por objetos con dientes en su parte cortante, como una motosierra. Los bordes son irregulares.
- Por raspadura: producidas por objetos con dientes o palas, como una trituradora de comida, o por el asfalto, cuando la piel se arrastra por él en un accidente de tráfico y la carne queda al descubierto.
Según la profundidad, la herida puede ser:
- Superficial: cuando solo atraviesa la piel.
- Profunda: cuando la herida atraviesa el tejido subcutáneo.
- Penetrante: cuando penetra una cavidad, como puede ser la boca, el abdomen, la vagina, etc.
- Perforante: cuando atraviesa el cuerpo.
Según la cicatrización, la herida puede ser:
- Aguda: es aquella que el organismo es capaz de cerrar o sanar en el tiempo esperado. La cicatrización se producirá sin infección y en un periodo que suele oscilar entre siete y catorce días.
- Crónica: es aquella que el organismo no puede cerrar o sanar en el tiempo esperado, ya que la herida suele ser más profunda y la zona suele estar inflamada. El proceso de reparación y cicatrización es desordenado se alarga en el tiempo.
Según su riesgo de infección, la herida puede ser:
- Limpia: es la realizada en un entorno aséptico, por ejemplo en un quirófano.
- Contaminada: ha estado expuesta a bacterias un corto periodo de tiempo.
- Sucia o infectada: ha estado expuesta a bacterias un periodo largo de tiempo
Según la integridad de la piel, la herida puede ser:
- Abierta: se observa la separación de los tejidos blandos de la piel. Estas lesiones tienden a infectarse con facilidad.
- Cerrada: no se observa lesión aparente, pero hay hemorragia debajo de la piel, en cavidades o vísceras. Así, los tejidos dañados no están expuestos al exterior.
Según la gravedad de la herida: es probablemente una de las categorizaciones más representativa. Una herida puede ser leve o grave. La gravedad se medirá en función de otros factores: si la herida es superficial o profunda, si está contaminada o no, si está abierta o cerrada, si el objeto o mecanismo que lo ha causado puede quedar en el interior del cuerpo, etc.
Pautas sobre la limpieza y desinfección de las heridas
* La limpieza de la herida ideal es con suero fisiológico a temperatura ambiente o con agua y jabón neutro. Se debe evitar el agua fría porque retarda la cicatrización de la herida. No se debe irrigar a presión para no lesionar el tejido de granulación que empieza a desarrollarse.
* Los antisépticos deben aplicarse 2-3 veces al día o siempre que se cambie el apósito. Se pueden utilizar como mínimo las primeras 24-48 h y se puede ampliar a 72 h, hasta la aparición de tejido de granulación (neovascularización, contracción y epitelización).
* No se deben mezclar los antisépticos, excepto en los casos en los que potencien su acción (p. ej., alcohol y yodo).
* Los antisépticos deben aplicarse 2-3 veces al día o siempre que se cambie el apósito. Se pueden utilizar como mínimo las primeras 24-48 h y se puede ampliar a 72 h, hasta la aparición de tejido de granulación (neovascularización, contracción y epitelización).
* No se deben mezclar los antisépticos, excepto en los casos en los que potencien su acción (p. ej., alcohol y yodo).
Ante una quemadura leve
En una quemadura leve de grado I o incluso de grado II, producida generalmente por agua caliente, llama de fuego, etc., se debe proceder del siguiente modo:
* Enfriar con chorros de agua fría durante 10-15 min.
* Lavar con suero fisiológico o con agua y jabón neutro.
* Utilizar un antiséptico.
* Cubrir con un apósito hidrocoloide.
* Lavar con suero fisiológico o con agua y jabón neutro.
* Utilizar un antiséptico.
* Cubrir con un apósito hidrocoloide.
Ante una herida leve
* Lavarse bien las manos con agua y jabón para evitar infecciones.
* Usar guantes protectores como medida de protección.
* Lavar completamente la herida con agua y un jabón suave e irrigar con suero fisiológico.
* Detener la hemorragia ante una herida sangrante. Presionar con un apósito seco o empapado en agua oxigenada para detener el sangrado. Si el sangrado es persistente
se debe remitir a un servicio de urgencias.
* Aplicar el antiséptico de elección.
* Si existe la posibilidad de que la herida se contamine o se vuelva a abrir por fricción, se debe cubrir una vez que se haya detenido el sangrado. Los apósitos recomendados son los hidrocoloides.
* Usar guantes protectores como medida de protección.
* Lavar completamente la herida con agua y un jabón suave e irrigar con suero fisiológico.
* Detener la hemorragia ante una herida sangrante. Presionar con un apósito seco o empapado en agua oxigenada para detener el sangrado. Si el sangrado es persistente
se debe remitir a un servicio de urgencias.
* Aplicar el antiséptico de elección.
* Si existe la posibilidad de que la herida se contamine o se vuelva a abrir por fricción, se debe cubrir una vez que se haya detenido el sangrado. Los apósitos recomendados son los hidrocoloides.
Ante una punción menor
* Lavarse las manos y usar guantes.
* Utilizar un chorro de agua durante unos minutos para enjuagar el sitio de la punción y lavar con jabón.
* Buscar objetos dentro de la herida y, de encontrar alguno, aconsejar acudir al médico.
* Recordar al paciente la necesidad de estar adecuadamente vacunado frente al tétanos. No olvidar la dosis de recuerdo cada 10 años.
* Utilizar un chorro de agua durante unos minutos para enjuagar el sitio de la punción y lavar con jabón.
* Buscar objetos dentro de la herida y, de encontrar alguno, aconsejar acudir al médico.
* Recordar al paciente la necesidad de estar adecuadamente vacunado frente al tétanos. No olvidar la dosis de recuerdo cada 10 años.
Ante una úlcera por presión
* Limpiar las lesiones inicialmente y en cada cura con suero fisiológico.
* Usar la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la úlcera para facilitar el arrastre de los detritus, bacterias y restos de curas anteriores, así como para su secado posterior. La presión de lavado más eficaz es la proporcionada por la gravedad o, por ejemplo, a través de una jeringa.
* No limpiar la herida con antisépticos locales (povidona yodada, clorhexidina, agua oxigenada, alcohol, etc.) o limpiadores cutáneos.
* Cubrir con apósitos especiales para úlceras.
* Usar la mínima fuerza mecánica para la limpieza de la úlcera para facilitar el arrastre de los detritus, bacterias y restos de curas anteriores, así como para su secado posterior. La presión de lavado más eficaz es la proporcionada por la gravedad o, por ejemplo, a través de una jeringa.
* No limpiar la herida con antisépticos locales (povidona yodada, clorhexidina, agua oxigenada, alcohol, etc.) o limpiadores cutáneos.
* Cubrir con apósitos especiales para úlceras.
Tratamiento de las heridas
Antisépticos
Para evitar la infección de la herida deben emplearse antisépticos. Éstos son productos químicos que se aplican sobre los tejidos vivos con la finalidad de eliminar todos los microorganismos patógenos o inactivar los virus. No presentan actividad selectiva, ya que eliminan todo tipo de gérmenes.
En el mercado hay diferentes tipos de antisépticos con propiedades y mecanismos de acción bien diferenciados.
En la tabla 3 se muestran las características de los principales antisépticos.
Apósitos
En ocasiones se debe recurrir al uso de apósitos.
Años atrás, la curación únicamente se realizaba en ambiente seco, dejando las heridas al aire o cubriéndolas con un apósito estéril (gasa). Este ambiente retrasaba la cicatrización debido a que la ausencia de humedad provoca que las células epidérmicas tendiesen a desplazarse hacia el interior de la herida, con lo que se retrasaba su cicatrización; las células sanas se deshidratan, se necrosan y se forma una costra que se fija a los extremos inferiores de la herida mediante fibras de colágeno que impiden la aparición de tejido nuevo.
En los últimos 30 años, múltiples estudios han demostrado la eficacia de la «cura en ambiente húmedo», que trata de la aplicación de apósitos que permiten un equilibrio de la humedad que impide la desecación, por una parte, y la maceración, por otra, lo que favorece la correcta curación de la herida.
A través de la cura húmeda se disminuye el dolor, se ejerce un papel preventivo al evitar la fricción, se permite el baño y la ducha, se consigue un efecto barrera frente a microorganismos externos, se reduce el tiempo de cicatrización y se obtienen menores tasas de infección respecto a la cura seca.
Hay diferentes tipos de apósitos basados en cura húmeda:
* Alginatos. En placa y en cinta.
* Hidrocoloides. En placa, en gránulos y en pasta.
* Hidrogeles. En placa, en estructura amorfa (geles).
* Poliuretanos. En película, hidrofílicos (foam), hidrocelulares en placa, hidrocelulares para cavidad, espumas de polímero, gel de espuma de poliuretano.
* Apósitos de silicona.
* Hidrocoloides. En placa, en gránulos y en pasta.
* Hidrogeles. En placa, en estructura amorfa (geles).
* Poliuretanos. En película, hidrofílicos (foam), hidrocelulares en placa, hidrocelulares para cavidad, espumas de polímero, gel de espuma de poliuretano.
* Apósitos de silicona.
Se aconseja el empleo de apósitos de poliuretano reductores de cicatrices nuevas y antiguas cuando la herida está cerrada y cuando la cicatriz ya está definida.
Las últimas presentaciones comercializadas son apósitos en aerosol y líquidos que en contacto con la piel forman una película protectora.
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