CLIMATERIO
Proviene
del griego climater, que significa peldaños o escalones, lo que hace referencia
a un periodo de transición desde la etapa reproductiva hasta la no reproductiva
y se manifiesta 1 año antes aproximadamente, cuando inician cambios hormonales
y síntomas, hasta 1 más después de la menopausia. También se puede definir como
síndrome climatérico al conjunto de signos y síntomas que aparecen en la
perimenopausia
MENOPAUSIA
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la menopausia natural o
fisiológica como el “cese permanente de la menstruación, determina do
de manera retrospectiva después de 12 meses consecutivos de amenorrea, sin
causas patológicas”. Se presenta en mujeres entre los 45 y 55 años; en
Venezuela se ha visto que en promedio aparece a los 48 años.
CICLO
OVÁRICO/ MENSTRUAL
Los
ovarios son los encargados de la ovogénesis y síntesis de hormonas.
Las
células germinales primordiales, que son aproximadamente 5 millones, tienen un
origen extragonadal que durante la embriogénesis migran a la gónada, donde se
forman los folículos ováricos que estarán en diferentes estadios de maduración.
Al
nacimiento habrá unos 600,000 ovocitos detenidos en la primera división
meiótica, que al alcanzar la adolescencia por influencia hormonal irán
aumentando de tamaño, es decir, irán alcanzando grados de maduración diferente,
y este proceso se volverá cíclico y continuo a lo largo de unos años iniciada
la menarca, que es la primera menstruación. A esta secuencia cíclica la
conocemos como ciclo menstrual.
Todo
este proceso inicia en el órgano maestro: el hipotálamo, que en la adolescencia
enviará la señal GnRH para que la porción anterior de la hipófisis comience a
liberar al torrente sanguíneo hormona folículo estimulante (FSH) y hormona
luteinizante (LH), para que lleguen al órgano blanco; en el caso de la mujer,
los ovarios. Ahí los folículos irán aumentando de tamaño y por
consiguiente tomarán la forma de un folículo maduro, o de Graaf.
La
FSH actuará en las células de la granulosa normales o ligeramente bajos. Estos
primeros cambios hormonales dan lugar a un acortamiento de la fase folicular
dependiente de estrógenos y, por ende, a ciclos menstruales de menor duración.
Los
niveles séricos de FSH empiezan a aumentar debido a la atresia de folículos
ováricos y por esto desciende la producción de estrógenos. Es una
retroalimentación negativa, ya que al encontrarse disminuida la cantidad de
estrógenos en el torrente sanguíneo (principalmente estradiol), el hipotálamo
libera más hormona liberadora de gonadotropina (GnRh) para que la adenohipófisis
reciba la señal de liberar más FSH, pero el problema radica en que ya no hay
folículos suficientes para la producción. En una mujer en edad reproductiva el
estrógeno predominante es el 17 beta estradiol (E2), y en la menopausia el
predominante es la estrona, esto se debe a la deficiencia de células de la
granulosa con capacidad para producir aromatasa para transformar la
testosterona en estradiol y al aumento de conversión periférica (adipocitos) de
la androstenediona (producida por la capa reticular de la corteza suprarrenal),
para su transformación en estrona. El descenso de los niveles de estradiol
produce una maduración folicular irregular con ciclos ovulatorios y
anovulatorios. Cuando se presentan ciclos anovulatorios no se producirá
progesterona, por lo que existe un estado de hiperestrogenismo relativo que
puede ocasionar hipermenorrea.
CUADRO
CLÍNICO
El
diagnóstico de síndrome climatérico/menopausia se debe fundamentar en los
síntomas que refiera la paciente, por lo que se deberá elaborar una historia
clínica adecuada, abordando específicamente los siguientes puntos:
Enfermedad
cardiovascular: Aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular, ya que en el
hígado la disminución estrogénica favorece una disminución del colesterol
ligado a lipoproteínas de alta densidad (HDL) y del catabolismo del ligado a
lipoproteínas de baja densidad (LDL); también se ha visto que existe mayor
resistencia a la insulina. Además, los estrógenos favorecen la liberación de
óxido nítrico y prostaciclina, por lo que favorecen indirectamente la
vasodilatación.
Osteoporosis:
Los estrógenos inhiben la resorción ósea y aumentan la liberación del factor de
crecimiento transformante-beta en los osteoblastos, favoreciendo la reabsorción
ósea, por lo que los estrógenos juegan indirectamente un papel importante en la
regulación del calcio sérico.
Genitourinarios:
Por la deficiencia estrogénica, no hay formación de todas las capas celulares
de epitelio vaginal; además hay disminución de colágena, vascularización y
secreción, lo que hace que exista fragilidad de la mucosa vaginal,
alcalinización del pH y lubricación deficiente; también en la uretra y vagina
hay cambios citológicos en la mucosa. Todos estos cambios conducen a la atrofia
urogenital, que va a provocar sequedad y prurito vaginal, dispareunia, disuria,
urgencia miccional e incontinencia urinaria.
Psicológicos:
Los niveles de serotonina disminuyen en la menopausia. La disminución de este
neurotransmisor se asocia con cambios en el estado de ánimo, labilidad
emocional, alteración del ciclo sueño vigilia y disminución de la libido.
Bochornos:
Existirá una sobreexpresión de los receptores de serotonina (5-HT2A), que se ha
vinculado a una fuerte disfunción del centro termorregulador en el hipotálamo.
La sensación de calor se origina por una vasodilatación periférica inapropiada
con aumento del flujo sanguíneo cutáneo.
En
casos de duda diagnóstica o por indicación médica específica (menopausia
temprana), se puede solicitar la cuantificación de la hormona FSH y estradiol.
Se espera encontrar los niveles de estradiol disminuidos y por
retroalimentación negativa la FSH aumentada.
VIGILANCIA
INTEGRAL
Se
deben solicitar estudios de laboratorio y gabinete a las mujeres que se
encuentren en la perimenopausia, con la finalidad de identificar factores de
riesgo para patologías que se sobreexpresan en esta etapa por la disminución de
la influencia hormonal de estrógenos.
TRATAMIENTO
Farmacológico
La
terapia farmacológica se iniciará si la paciente refiere síntomas. La principal
indicación terapéutica son los síntomas vasomotores (bochornos), con la
finalidad de mejorar la calidad de vida. El tratamiento debe ser
individualizado para las condiciones de cada paciente. Se podrá ofrecer
tratamiento hormonal sustitutivo (THS) y no hormonal. Actualmente no está
indicada la THS para la prevención de enfermedades crónicas como enfermedad
cardiovascular, osteoporosis y demencia.
TRATAMIENTO
HORMONAL SUSTITUTIVO
El
THS se deberá iniciar cuando se considere la mejor opción terapéutica para los
síntomas dentro de los primeros 10 años de la menopausia o mujeres menores de
60 años que no tengan contraindicaciones. No se aconseja que se utilicen por un
periodo prolongado. Existe mayor riesgo de usar THS en mayores de 60 años, aunque
la mayoría de las mujeres que reportan más síntomas tienen en promedio 40 a 50
años. También se ha visto que existe bajo riesgo de presentar efectos adversos
en menopáusicas tempranas con uso de THS por 5 años. Al igual que los otros
esteroides, el mecanismo de acción de los estrógenos y progestágenos es la
unión a receptores intracelulares, con efecto en la transcripción o represión
génica. Los efectos farmacológicos de los estrógenos dependen de la madurez
sexual de la paciente. En el caso de la menopausia disminuyen los síntomas
menopáusicos como bochornos y resequedad vaginal. Las vías de administración de
estrógenos disponibles son oral, transdérmica, tópica (gel, cremas o tabletas)
y se deberá ajustar a las necesidades de la paciente. Se ha comprobado que
todas las vías de administración son efectivas y se deberá elegir de acuerdo
con la sintomatología a tratar; por ejemplo, para síntomas genitourinarios se
prefiere el uso tópico por sus buenos resultados, a diferencia del alivio de
los bochornos, en los que se deberá optar por un tratamiento sistémico. La
posología es variable de acuerdo con la vía de administración seleccionada, el
tipo de estrógeno y progesterona y los esquemas terapéuticos utilizados. En la
actualidad se recomienda iniciar con dosis bajas de THS e ir aumentando en caso
de que los síntomas persistan. A menor dosis empleada, disminuyen los efectos
adversos como sangrado vaginal, y hay un menor riesgo de tromboembolia venosa.
La terapia combinada de estrógenos y proges tágenos (TEP) se debe
prescribir a pacientes con útero intacto, para disminuir el riesgo de
hiperplasia endometrial con alto riesgo de enfermedad cardiovascular y
trombosis venosa. Aún no está bien dilucidado el mecanismo fisiopatológico por
el cual los estrógenos aumentan el riesgo de trombosis. Una teoría refiere que
producen un estado protrombótico por resistencia a la proteína C activada que
tiene función anticoagulante, aunada a la disminución de la proteína S
(cofactor de la proteína C).
ESQUEMAS
DE TERAPIA HORMONAL SUSTITUTIVA
•
Terapia cíclica (estrógenos de 1-25 días y progestágenos los últimos 10 a 14
días de haber iniciado estrógenos).
•
Cíclico-combinado (estrógenos de 1-25 días + progestágenos de 1-25 días).
•
Continuo cíclico: estrógenos diariamente y progestágenos después de 14 días de
haber iniciado los estrógenos por 14 días.
•
Continuo combinado: estrógeno más progestágeno diario, sin descanso.
•
Intermitente combinado: estrógenos diariamente + progestágenos por 3 días con 3
días de descanso.
Nota:
El progestágeno deberá usarse entre 12 y 14 días al mes.
Respecto
a usar terapias cíclicas, es posible que la paciente presente sangrado
endometrial, a diferencia de utilizar una terapia continua.
Las
contraindicaciones para iniciar THS son cáncer de mama, condiciones malignas
dependientes de estrógenos, cardiopatía isquémica, sangrado uterino anormal de
causa desconocida, hiperplasia endometrial no tratada, tromboembolismo venoso
idiopático o previo, enfermedad tromboembólica arterial, HTA no controlada,
enfermedad hepática aguda e hipersensibilidad a algunos de los compuestos.
En
2015, la Sociedad de Endocrinología sugirió calcular el riesgo cardiovascular
para cáncer de mama antes de iniciar THS. El tiempo de prescripción de la
terapia hormonal se debe individualizar a cada paciente, pero se aconseja que
la terapia combinada se deje en un periodo menor a 3 años y la terapia
estrogénica simple por un periodo de 7 años. Se deberá realizar un seguimiento
en los primeros 3 a 6 meses de reemplazo hormonal para valorar la eficacia y
tolerancia en cada paciente, para propiciar un buen apego al tratamiento.
TRATAMIENTO
FARMACOLÓGICO NO HORMONAL
Los
inhibidores de la recaptura de serotonina (IRS) –como la paroxetina,
venlafaxina y fluoxetina– han demostrado en estudios aleatorizados doble ciego
y controlados con placebo, ser e caces al reducir la intensidad y frecuencia
con la que se presentan los bochornos. Además, los IRS mejoran la
sintomatología relacionada con eventos depresivos y labilidad emocional. La
gabapentina es un agonista del ácido γ-aminobutírico, y ha sido comprobada su
eficacia en la disminución de la intensidad de los bochornos, en comparación a
pacientes tratadas con placebo.
TRATAMIENTO
NO FARMACOLÓGICO
Consiste
en un cambio en el estilo de vida, por lo que se deberá hacer énfasis en:
Los
efectos farmacológicos de los estrógenos dependen de la madurez sexual de la
paciente. En el caso de la menopausia disminuyen los síntomas como bochornos y
resequedad vaginal. Las vías de administración de estrógenos disponibles son
oral, transdérmica o tópica; todas son efectivas y se deberá elegir de acuerdo
con la sintomatología a tratar; por ejemplo, para síntomas genitourinarios se
prefiere el uso tópico por sus buenos resultados, a diferencia de los bochornos,
en los que se opta por un tratamiento sistémico.
1.
Dietoterapia.
a)
Disminuir el consumo de grasas saturadas.
b) Evitar
el consumo de azúcares refinados.
c)
Aumentar la ingesta de fibra y agua.
d)
Consumir una adecuada cantidad de calcio y vitaminaD.
2. Control
del peso e índice de masa corporal (IMC).
3.
Hacer ejercicio.
a) Aérobico, por lo menos 30 minutos, 3 veces
a la semana.
4.
Evitar el alcohol y las bebidas que contengan cafeína.
5.
No fumar.
6.
Fitoestrógenos: Los ensayos clínicos son muy pocos y no concluyentes, pero se
sabe que la potencia estrogénica es menor que la de estrógenos sintéticos,
aunque el riesgo de asociación a cáncer estrógeno-dependiente, como por
ejemplo, el cáncer de mama.
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